A este respecto, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, ha anunciado este martes que Ucrania planea atacar territorio ruso, incluida la península de Crimea, con misiles HIMARS de fabricación estadounidense y Storm Shadow de fabricación inglesa.
“El uso de estos misiles fuera de la zona de la operación militar especial supondría una implicación de pleno derecho de EE.UU. y Reino Unido en el conflicto e implicaría ataques inmediatos contra centros de toma de decisiones en Ucrania”, aseguró Shoigú.
Así mismo, Shoigú señaló que el régimen de Kiev continúa sus intentos de montar ataques al sur de la autoproclamada República Popular de Donetsk y en las áreas de Zaporiyia.
El alto cargo castrense detallo que, desde el 4 de junio, el ejército ucraniano lanzó 263 ataques contra las posiciones rusas, “pero todos los intentos fueron impedidos por el Ejército de Rusia”.
Recientemente, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó que EE.UU. no se opone a que las tropas de Kiev ataquen Crimea, ya que, la considera parte de Ucrania.
Por su parte, el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, tachó esas declaraciones de irresponsables. El funcionario resaltó que la aprobación por parte de Washington de realizar bombardeos contra esa región muestra el rumbo hacia la escalada del conflicto, al tiempo que recordó que se trata de una parte del territorio ruso.
Las fuerzas ucranianas atacan con sus unidades de élite entrenadas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como a una gran cantidad de armas suministradas por Occidente.
Rusia comenzó el 24 de febrero de 2022 una operación militar especial en Ucrania, con el objetivo de “desmilitarizar y desnazificar” a Kiev, y evitar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por EE.UU., convirtiera al país eslavo en una base antirrusa.
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